El verdadero origen de los Baskos:
Jorge María Ribero-Meneses
Índice:
Hacia
la creación de la Federación Hibérica
La
manipulación de la Historia
La
extinción de los dinosaurios
El
origen "africano" del Homo Sapiens
**************
Se llama Paul
Heinrich Koch y acaba de publicar en Ediciones
del Bronce de Planeta su último
libro, La historia oculta del mundo. Como escribo en algún punto de
esta obra, no me consta si se trata de un autor alemán o, en cualquier caso, de
muy próxima filiación germana. Lo que sí tengo perfectamente claro, y por eso
le dedico este libro, particularmente importante en mi bibliografía, es que mi
querido y admirado Herr Koch, como él gusta llamarse, es un buscador infatigable
de la verdad que, en su particular y libérrima singladura, llegó a tener
noticia de mi empeño por descifrar los orígenes
de la Civilización y de la Humanidad
y buscó la forma, que no es tan sencilla, de ponerse en contacto conmigo. Todo
esto sucedía allá por los años 2003-2004 cuando yo residía en
Se acercó a mí con todas las reservas y cautelas del
mundo, temiendo que pudiera ser uno más de esos iluminados o soñadores que
conciben tesis más o menos pintorescas y peregrinas, pero no tardó en comprobar
que lo único que me diferencia de cualquier profesor, investigador o
catedrático de cuantos en
Herr Koch vislumbró bastante de todo esto desde el primer
instante y entendió en seguida lo que es absolutamente obvio. Que soy sólo
español por accidente y que mi forma de ser, de vivir, de pensar y de trabajar
entroncan con la de aquellos intelectuales centroeuropeos (que, por desgracia,
empiezan ya a brillar por su ausencia), comprometidos hasta las últimas
consecuencias en la búsqueda y en la defensa de la verdad y del librepensamiento y dispuestos a
afrontar cuantos quebrantos, persecuciones y anatemas pudiera depararles su
compromiso con los más esclarecidos (e infrecuentes) valores éticos.
Desde nuestro primer encuentro hemos sido amigos, en la más precisa y hermosa acepción
de esta palabra. Porque Herr Koch ha elegido, a su manera,
un camino muy similar al mío y porque, empeñado también en rastrear la verdad y
en denunciar el engaño, viene
escribiendo una serie de libros cuya mayor virtud es la de contribuir a
despertar la inquietud intelectual de quienes beben en ellos. Porque pone en
evidencia hasta qué punto son falsas o, por lo menos, endebles e
inconsistentes, la mayor parte de las verdades
sobre las que se asienta
Herr Koch, como yo mismo, lleva en la sangre el espíritu de
los auténticos revolucionarios europeos que, lejos de perseguir el poder y de
convertir a los ciudadanos en un juguete al servicio de sus objetivos, han
luchado hasta la extenuación para conseguir, simplemente, que la sociedad piense y actúe libremente, sin plegarse a credo religioso o a organización
política alguna y guiándose por el único dictado al que todos deberíamos
someternos: el de
No le dedico este libro porque sea un escritor
amenísimo y fecundo. Ni porque me haya consagrado una atención especial y
preferente en el libro antedicho. No. Si he querido dedicarle este libro
-teniendo además en el recuerdo, en este momento, a dos baskos admirables, José María de Areilza y Koldo Urrutia, y a un cántabro-basko
que apunta maneras semejantes a las de Herr
Koch, Guillermo Pikero- es
porque este escritor de inequívoca estirpe germana ha elegido el más admirable
y difícil de todos los caminos posibles: el de la búsqueda de la verdad a cualquier precio, incluso el de la renuncia
a la placidez de una vida más o menos confortable, sin mayores ideales que los
de medrar, disfrutar... y vegetar. Que son los parámetros en los que se
desarrolla hoy la vida de la inmensa mayoría de los mortales. Tristemente.
Lejos ya los tiempos en los que se vivía para trabajar, para luchar
por la verdad y por la justicia y, en definitiva, para conseguir que las cosas
fueran, sean, mejores de lo que son. Valores que hoy, en
Gracias, Herr Koch, por tu inquietud
intelectual, por tu valentía y, también, por tu hermosa y valiosa amistad.
Todo cuanto antecede resultó posible porque los
políticos madrileños se hicieron asesorar por una serie de historiadores y eruditos
tan flacos de ciencia como henchidos del afán de complacer a sus patronos. Y los políticos de aldea -que
con su pequeñez y con su espíritu rahez han condicionado la correcta
articulación autonómica del Estado
Español-, hicieron lo propio: recabaron el concurso de historiadores locales que no tienen ni idea de nada, procurando
recompensar con extraordinaria
generosidad todos sus Informes,
emitidos -huelga decirlo- en la dirección y el sentido que convenía a las pretensiones de quienes los encargaban.
Quienes preconizaron el nacimiento de las Comunidades de Murcia, La Rioja y Cantabria,
así como quienes lucharon, por fortuna sin éxito, por la segregación de León y de Segovia, supieron aprovechar en su beneficio el estado de absoluta confusión que presidió el apresurado y
torpe proceso de diseño del Mapa Autonómico. Y así, fieles a la
vieja tradición hibérica de los Reinos de
Taifas, atribuyeron a sus territorios una singularidad histórica
inexistente, sin otro afán que el de procurarse un poder omnímodo en ellos,
liberados así de la incómoda dependencia de instancias autonómicas superiores.
Se ha falseado deliberadamente
la Historia para acreditar unas Comunidades
Autónomas que jamás fueron tales, pues si Murcia es una prolongación de
España es un país con una irrefrenable propensión
a desmembrarse en reinos de taifas.
De hecho, Portugal, que siempre ha
sido y será una parte de
Todas las cuestiones de índole territorial deben ser contempladas con una amplísima perspectiva
histórica. Porque los países no se gestan en siglos sino a lo largo de milenios. Y no digamos ya en el caso de
las regiones más viejas del planeta, que son éstas a las que vengo refiriéndome.
Por eso es ridículo que muchos Baskos
propugnen una ruptura con el resto de las regiones hibéricas, cuando son justamente ellos los descendientes de los primeros pobladores de España. La
solución no es ésa. La solución no radica en incidir, una vez más, en lo que ha
constituido el más endémico y grave de todos los males que ha padecido y que
padece
Euskalerria-Nabarra-Cantabria-Asturias ~
Castilla-León-Extremadura ~ Galicia-Portugal ~ Aragón-Cataluña-Valencia-Murcia-Baleares
~ Andalucia-Ceuta-Melilla ~ Canarias.
Esto es lo real,
lo que la Historia nos ha legado. Lo
que existe es sólo eso, un apaño
modelado por la clase política. La de hogaño y las de antaño. Por gentes como
las que se inventaron la Provincia
de Santander, a base de robarle una serie de pedazos a Asturias y a las provincias castellanas
de Burgos y de Palencia. Y ya antes, otros cretinos del mismo cuño habían separado
Santander de Bizkaya, alimentando incluso una fobia absurda entre sus habitantes...,
que todavía perdura y sigue viéndose nutrida por gente descerebrada. Y es que
la construcción y exaltación de los sentimientos nacionalistas ha sido obra de un clero ignaro, deseoso de ganarse el fervor y el favor de la
población, así como de acumular poder. Nadie que posea un mínimo conocimiento
de la Historia, osará poner en tela de juicio que ha sido y sigue siendo el clero católico el artífice
principalísimo y el más celoso cultivador de los sentimientos nacionalistas,
tanto en Irlanda como en
La creación de
Una de las conclusiones más dramáticas a las que
puede llegar un ser humano, es la de que la honradez brilla por su ausencia,
tanto entre aquellos que nos gobiernan como entre aquellos a quienes cabe el
honor y la alta responsabilidad de enseñar a los demás. Porque cuando se
descubre que la mentira y el engaño no son la excepción sino la regla del
comportamiento de aquellos que, en definitiva, rigen y dirigen a la sociedad,
la propia fe en el género humano se resquebraja y una desazonante sensación de
impotencia y de desaliento se apodera de nosotros.
Veintitrés años de exhaustivas investigaciones históricas
me han enseñado, dolorosísimamente,
que la versión de la Historia que de
dos mil años a esta parte se ha ido transmitiendo, celosamente, de generación
en generación, es un cúmulo
impresionante de mentiras en el que resulta difícil encontrar algo que no
se haya visto manipulado y tergiversado. Y es que, al igual que hemos podido
constatar recientemente en el delirante y aberrante episodio de la guerra de Irak,
es una constante de la Historia la de que todos aquellos que han copado y
ocupado el Poder han convertido a la verdad en una herramienta más al
servicio de sus intereses, haciendo con ella lo que les ha venido en gana y
supeditando a su conveniencia lo que el conjunto de la sociedad debe y no debe
saber y conocer.
Suelo repetir, para asombro de quienes me escuchan,
que TODO cuanto se nos ha enseñado
desde la infancia, tanto en relación con la Historia como respecto a la Religión,
es absolutamente falso y que, por
consiguiente, todo nuestro edificio intelectual se asienta, no ya sobre los
pilares de la ignorancia sino, lo que es muchísimo más grave, sobre los del error. Porque quien no sabe nada, está
abierto a recibir sin reservas el maná
del conocimiento, mientras que quien cree saber algo se aferra a ello
desesperadamente, hasta el punto de estar dispuesto a sacrificar su vida por la
defensa de esas ideas y creencias que le han acompañado desde su infancia. En
realidad, la mayoría de las guerras que ha padecido la Humanidad han tenido ese
caldo de cultivo. O mejor debería decir que siguen teniéndolo, si pensamos en
el despropósito de Oriente Medio, con Árabes y Judíos desangrándose en
la disputa por una supuesta Tierra Santa que tiene tanto de Histórica y de Santa como puedan tenerlo Corea
o Senegal, al no haber sucedido en
ella NADA de cuanto se dice que
ocurrió hace dos milenios. Es decir, que centenares
de miles de seres están perdiendo su vida en aquella región, por una mentira que ha arraigado con tal
fuerza, que todos o la mayoría están dispuestos a dar su vida por ella. Resulta
desolador.
Los Europeos solemos presentarnos como
los individuos más civilizados del planeta, incapaces de caer en los fanatismos
y en la visceralidad de otros pueblos menos desarrollados cultural y
económicamente..., lo que no ha sido óbice para que las guerras más sangrientas
y crueles que ha conocido la Historia hayan tenido a Europa como escenario. En
consecuencia y precisamente por esa aureola de defensores a ultranza de la Libertad, de la Democracia, de la Justicia
y de los Derechos Humanos de la que
nos hemos rodeado los pueblos de
Es cierto que a lo largo de la Historia algunos rarísimos intelectuales europeos han
consagrado sus vidas a la búsqueda de la verdad, llegando incluso a dar su vida
por defenderla (Miguel Servet, Giordano
Bruno...), pero esos adalides de la supremacía de la Razón sobre todas las cosas han sido seres excepcionales a los que
la mayoría de los Europeos ni siquiera conocen y cuyo compromiso ejemplar con la
defensa de la verdad ha tenido escaso seguimiento en un continente que ha
vivido encenagado, durante la mayor parte de su historia, en el lodazal de los
fanatismos religiosos y nacionalistas. Lodazal del que, por desgracia, todavía
no ha salido.
Dos de las cadenas de Televisión más solventes del
mundo,
Construido el documental en cuestión -Europa
Salvaje es su título- desde una óptica netamente gala y anglosajona, se
da por sentado que
Si como sesgadamente pretenden los autores de Europa
Salvaje,
Aparece también en el documental al que me vengo
refiriendo, el manido asunto de la extinción
de los dinosaurios. Enigma que los sabios
en la materia han despachado con una simpleza que produce pasmo, dando por
sentado que la causa de ese exterminio fue el tan traído y llevado meteorito
que cayó sobre el litoral centroamericano. Nunca podré comprender cómo la onda expansiva de ese espantoso choque
acabó con los dinosaurios solamente y no con todas las formas de vida animal,
terrestre, del planeta. Que habría sido lo lógico. Esa explicación me parece,
pues, una auténtica estupidez que, ocioso es decirlo, no me creo en absoluto.
Huelga decir, también, que en Europa Salvaje se da este hecho como
una verdad científicamente probada. Lo que es totalmente falso. Otra mentira más. La prueba de que los dinosaurios no se extinguieron sino que
evolucionaron, nos la ofrece
el hecho de que aves, reptiles y, sin duda, otras especies
animales más, tienen su origen en
ellos. Algún investigador ha apuntado, incluso, la posibilidad de que
todos los antropoides seamos
descendientes suyos, lo que no me parece absolutamente nada descabellado.
Como profundo ignorante que soy en la materia, no
entro a cuestionar cuanto en el documental se dice sobre la formación geológica
de Europa
y sobre el porqué de los períodos glaciales, aunque el sentido común me indica
que muchas de las cosas que se están proponiendo como verdades científicas a ese respecto, no lo son en absoluto. Como
son, en este caso, rotundamente falsas, todas las dogmatizadas teorías hoy en
boga respecto a la extinción casual y
accidental de los primeros
pobladores de Europa, los denominados hombres de Neanderthal. Tesis que
suscribe y que da como probada el documental al que me vengo refiriendo, cuando
lo único cierto y probado a este respecto es que los Neanderthales
más antiguos aparecen en el Norte de
España, primero en Atapuerca y más tarde en
Cuando inicié mis investigaciones en el año 1984,
era un dogma antropológico a escala universal
que los Neanderthales eran nuestros antepasados directos y que nosotros
éramos la consecuencia de la evolución de esa especie. Un desatino de proporciones catedralicias contra el que bramé en
solitario durante años..., hasta que poco a poco todos los antropólogos del planeta han acabado suscribiendo mi
tesis y negando ese parentesco. Sin embargo y siempre por puro sentido común
(existen todavía hoy en el planeta Neanderthales puros), hacia 1990
maticé mis tesis iniciales y empecé a defender que había existido una hibridación entre Sapiens y Neanderthales
y que los Europeos u Occidentales somos el fruto de ese
cruce. Cruce que era inevitable en el momento en que se produce la colonización
de Euroasia
por los Sapiens o Cromagnones originarios del Norte de España, con partidas de
hombres y mujeres en las que el fallecimiento de éstas por causa de los partos
(principalmente) y de otras enfermedades, acabó abocando a aquellos
colonizadores masculinos a recurrir a las hembras de las diferentes especies de
homínidos, como único medio de satisfacer su desbocado apetito sexual. Como los
conquistadores españoles en América,
no tenían opción: o cruzarse o privarse. Ocioso es decir que la inmensa mayoría
optó por lo primero y ocioso es decir, también, que esos cruzamientos
prosperaron. La pervivencia de nítidos rasgos neanderthales en las facciones y en la anatomía de muchos hombres modernos, lo está proclamando a
gritos [fig. 2]
Tras haber acabado suscribiendo mis tesis cuando
negaba todo vínculo entre Sapiens y Neanderthales, la
comunidad científica se instaló en esa idea y ha venido negando, desde
entonces, que el cruce entre ambas especies hubiera llegado a materializarse.
Lo que ha hecho que durante muchos años y salvo rarísimas excepciones, haya
vuelto a encontrarme en solitario en la defensa de nuestro parentesco con esa
familia de homínidos que es, en
definitiva, la formada por los Neanderthales. Todo ello hasta que
en el otoño del año 2006, diferentes estudios genéticos volvieran a darme aplastantemente la razón, al demostrar
que efectivamente se produjo ese cruce
entre nuestros antepasados directos y los neanderthales
y que, coincidiendo plenamente con
mis tesis al respecto, esa hibridación se había producido hace
alrededor de 40.000 años. Es decir, en el momento en que se materializa la expansión del homo sapiens u hombre
cantábrico por todo el planeta [fig.
3 y págs. 18, 22 y 42].
Ni una palabra se dice en Europa Salvaje respecto a
que fuese España la cuna de los Neanderthales.
Se ignora también la enorme cantidad
de individuos de esa especie que parece haber poblado
Al hilo justamente de la procedencia de los primeros
Sapiens,
los Arqueólogos y Antropólogos galos y anglosajones que
han confeccionado el guión de Europa Salvaje, vuelven a mentir abiertamente y, por ende, a
burlarse de los millones de personas que, con el ánimo de aprender, están
viendo esa serie documental, al repetir la sandez
tántas veces escuchada en estas últimas décadas, de que los primeros Homo
Sapiens llegaron a Euroasia, desde África, hace alrededor de
40.000
años. ¿Cómo puede sostenerse semejante ESTUPIDEZ,
cuando tanto por sus creaciones artísticas como por los análisis del ADN
está abrumadoramente demostrado que los
más antiguos Sapiens conocidos
habitaron en el Norte de
Invito a mis lectores a remitirse al Apéndice de este libro y a ilustrarse
en él con una serie de gráficos,
todos ellos rigurosamente científicos,
que refrendan cuanto acabo de exponer y que ponen en escandalosa evidencia el fraude que se está perpetrando al hilo
de nuestra pretendida ascendencia
africana...
Que la idiotez
domina
La idiocia de quienes nos gobiernan ha confundido
las cosas hasta el extremo de pretender que el hecho de desvelar la verdad
sobre nuestros orígenes puede conducir a nuevos brotes de racismo, similares a
los tristísimos que ha conocido la Historia reciente y que están en la mente de
todos. Nada más alejado de la realidad, por cuanto lo que de mis
investigaciones se desprende es que todos
los habitantes del planeta estamos mezclados, en mayor o menor proporción, con
las distintas familias de homínidos
que han poblado
Lo de la raza
pura de los Germanos era tan
rabiosamente estúpido como el concepto de raza
única que quienes nos gobiernan están tratando de imponernos y que explica
el porqué de que la mayor parte de los antropólogos del planeta -que, no se
olvide este dato, viven (y
muy bien, por cierto) de los
presupuestos estatales- siguen defendiendo desatinos como los que vengo
denunciando.
En suma, que unas veces se miente para conservar el estatus y el modus vivendi... y, otras, como en el asunto con el que cierro este
comentario, por mor de este nefando espíritu nacionalista que, aunque parezca mentira, sigue presente en el
comportamiento de las que se pretenden las naciones más civilizadas del orbe.
Por eso y cuando los estudios genéticos a partir del ADN han probado ya,
abrumadoramente también, mis viejas tesis respecto al poblamiento de las Islas
Británicas por gentes originarias del Norte de España, los
investigadores que han realizado el documental que protagoniza estas líneas,
han corrido un tupido velo sobre ese hecho y, al abordar este asunto, se han
limitado a decir que las gentes que repoblaron
las Islas
Británicas después del último período glacial... "llegaron a través de las costas atlánticas". Cualquier
cosa menos reconocer lo que la Genética ha probado en Septiembre 2006: que
todos los Británicos proceden del Norte
de España. Más concretamente, del Cantábrico
central y oriental. Exactamente lo mismo que he sido el primero en defender
desde el año 1984 y que en Febrero de 1988 demostré en una conferencia
celebrada en el Instituto de España de la ciudad de Londres [figs. 4, 5 y 6].