Carta
al blog de Iñaki Anasagasti
Amigo
Iñaki:
Mi
buena amiga Arantxa Zabala me dice que ha leído en tu blog un comentario de
autoría desconocida en el que se dice que mis tesis históricas son una mímesis
de las del lituano Oscar Vladislav de Lubish Milosz, erudito del primer tercio
del siglo pasado que escribió un opúsculo de apenas 40 páginas sobre El origen
ibérico del pueblo judío. Obra que vio la luz en París y que parece haber
gozado de bastante difusión en su época, en el ámbito de nuestro país vecino.
No así en España, en donde ha permanecido inédita hasta que Luis Racionero,
sorprendido por sus analogías con mis propias tesis, me facilitó una copia de
ese más cuadernillo que libro en el que, efectivamente, se dicen cosas que
resultan un calco de las escritas por mí en mis primeros libros sobre estas
materias, publicados en los años 1984 y siguientes.
Luis
Racionero, a quien invité a participar en un Ciclo de Conferencias que organicé
en Zaragoza en el año 1991 (y en el que intervinieron con él Juan Eslava Galán,
Juan G. Atienza, F. Sánchez Dragó, José María de Areilza y yo mismo), puede dar
fe de mi sorpresa y de mi entusiasmo al saber de la existencia de esa obra
clarividente, que constituía un refrendo aplastante para mis tesis pero que
luego ha sido utilizada por algunos como arma arrojadiza contra mí, insinuando
torticeramente la posibilidad de que mis tesis sean un plagio de las de
Milosz... El responsable involuntario de este equívoco fue, hace ya bastantes
años, el erudito mallorquín Cristóbal Serra, seguidor ferviente de mi obra de
investigación que, al editar a Milosz por primera vez en España y en
castellano, comentó en el prólogo, entre enormes elogios hacia mi labor de
investigación, que yo pertenecía a la escuela de Milosz...
En
cuanto Serra, que tiene ya 83 años, me remitió su librito, me apresuré a
contestarle que estaba pésimamente informado y que dificilmente podía
pertenecer yo a la escuela de ese erudito lituano cuando mis primeros libros
sobre el origen cantábrico de
La mala
leche y la envidia que tan generosamente se destilan entre las gentes de este
país que responde al nombre basko de Ezpaña > España, explican el porqué de
que cuando mis tesis no contaban con refrendo científico alguno, más allá del
de mis propias investigaciones histórico-lingüísticas, se me tildase de loco,
de iluminado y de visionario. Sin embargo, cuando el aluvión de pruebas
científicas (que, en auténtica catarata, no han cesado de respaldarme desde el
año 1994), han empezado a poner en evidencia que mis tesis eran correctas y que
aparte de razón, tengo la razón, no han tardado en aparecer algunas voces que,
escondiéndose siempre bajo el manto del anominato, han intentado e intentan
sembrar la idea de que mi descubrimiento, valorado por muchos como el más
importante del siglo XX, no fue tal sino fruto de la lectura de las tesis
afines de Milosz.
Lo
dicho, mala leche pura y dura, muy propia de mis coterráneos, que no paisanos,
los Españoles. Y todo por lo de siempre, por pura desinformación y por hablar
de lo que no se sabe, como consecuencia de la falta de estudio, que es otro de
los males endémicos de este país. Todo el mundo habla y pontifica sobre todo,
sin tener ni idea de nada.
Cristóbal
Serra rectificó su opinión ya comentada y el pasado mes de Mayo, unos días
después de que yo pasase por el kirófano para sufrir mi segunda operación a
corazón abierto, me dirigió estas líneas que te transcribo literalmente y que
he incluido en el primero de los tres volúmenes que en este momento tengo en
imprenta, consagrados a mi descubrimiento de la celebérrima y también
extraviada Isla Atlántida... Extraviada, por cierto, desde hace 12.000 años, lo
que pone bastante difíciles las cosas a aquellos que intentarán también, con la
buena fe que les caracteriza, encontrar alguna influencia oculta y remota para
un descubrimiento como el señalado al que, cuando vea la luz en los próximos
días, propios y extraños tendrán que acabar reconociendo como el más
importante, en este caso no del siglo, sino de toda
Gracias,
Iñaki, por permitirme aportar mi opinión sobre este asunto en tu blog y, tras
agradecerte nuevamente tu presencia en mi conferencia del pasado viernes día 14
en Bilbao/Bilbo, paso a reproducir el texto completo de la carta que el ya
octogenario Serra tuvo la gentileza de escribirme, ignorante del trance en el
que me encontraba en el momento en que él redactaba esta bella misiva:
Palma,
18 de Mayo 2008
Puede
creerme si le digo que muy pocos son los libros que han constituido un acicate
para mi imaginación comparable al de los suyos. Además, si hay una
investigación convulsiva, ésta es la suya. Mi ansia escudriñadora, que al lado
de la suya es enana, se ha alimentado de verdad con estos hallazgos
iluminadores, destinados a acabar con tánta opacidad humana.
Por
otra parte, le digo con franqueza que mi mente, menos analítica que la suya y
mi espíritu, menos racionalista que el suyo, se ven espoleados por sus razones,
inmisericordes, contra tanto investigador secular que ha logrado dar pruebas de
su mentecatez o medianía.
Yo soy
un seguidor, por así decirlo, de su doctrina histórico-lingüística y, en
consecuencia, no pienso como
Suyo,
con el buen deseo de su amigo anciano que cree firmemente en su genialidad
investigadora,
Cristóbal
Serra.
Bien,
pues ese libro que Serra me pide en su carta es el que empecé a escribir el
pasado mes de Abril, antes de pasar por el kirófano, y el que, convertido hoy
en tres tomos lujosamente editados y a todo color de alrededor de 200 páginas
cada uno, saldrá de la imprenta en la primera quincena del próximo mes de
Diciembre, integrado por los títulos siguientes que te ofrezco en calidad de
rigurosa primicia:
I. Hundida a
II. La Isla en la que nació la Humanidad
III. AMÉRICA, confundida
con
Gracias,
Iñaki, enhorabuena por tu espíritu constructivo y abierto y un fuerte abrazo.