¿Cuándo se hará justicia a los
centenares de miles de víctimas inocentes de Dresde, Hiroshima y Nagasaki?
SOBIBOR fue, tristemente, uno de los hitos
fundamentales de la abominable y desquiciada labor de exterminio emprendida por
los Nazis germanos contra los Judíos europeos,
principalmente Húngaros y Polacos. Un topónimo por demás ilustre,
para designar a un lugar en el que 250.000 mujeres, hombres y niños
perdieron la vida, bestialmente asesinados con gas en las duchas en las que, supuestamente, iban a ser desinfectados para evitar que contrajeran el tifus... Una
extraordinaria película, La fuga de Sobibor, lo recuerda, a
la vez que pone en evidencia los niveles de crueldad y de irracionalidad que ha
llegado a alcanzar la Humanidad, en muchas más ocasiones de lo que podemos
imaginar.
Lo de los Nazis es sólo un episodio más de una historia que viene
escribiéndose desde tiempos inmemoriales y sobre la que los Imperios
Romano y Británico tienen mucho que
contar. Porque si lo de Sobibor y otros campos de exterminio
alemanes fue una salvajada sin nombre, el sañudo y gratuito bombardeo de Dresde
por los pilotos de la R.A.F., sin otra finalidad que la de
masacrar a la indefensa población
civil, o las dos bombas atómicas lanzadas por la filial estadounidense
sobre Hiroshima y Nagasaki, cuando la guerra ya estaba
ganada y se sabía al enemigo nipón dispuesto a rendirse, no les van a
En este sentido y aunque jamás he oído que
nadie apunte esta sugerencia que, por primera vez, va a leerse en estas líneas,
entiendo que
Siento todos estos hechos con una especial
sensibilidad, porque nací poco después de que se realizase ese bombardeo y a
los nueve días de que la primera bomba
atómica cayese sobre Hiroshima. Y
lo siento, también y sobre todo, por que hechos como éstos avergüenzan a toda
la Humanidad, resultando repugnante la
impunidad en que han quedado, simplemente porque sus responsables se integran
en las naciones que ganaron
Inicio con estas líneas una campaña para conseguir
que se haga justicia al fin y que no queden impunes los crímenes de quienes en el desenlace de
Jorge
Mª Ribero Meneses