Pruebas históricas
inéditas en relación con el origen de ESPAÑA,
que demuestran
Jorge
Mª Ribero-Meneses
Índice:
2.
La primera Hispania o Iberia:
3.
El origen del nombre de Cataluña:
4.
El origen del nombre de Castilla:
5. Castellanos desde hace más de dos mil
años:
6. Castilla en la toponimia catalana:
8.
Consideración final y apostilla:
9.
Respecto a la objetividad de este escrito:
10.
Una Cataluña que hemos de salvar. Josep Tarradellas.
En la ceremonia
de confusión que se está oficiando al hilo de la reforma del Estatut de Cataluña y en relación con el reconocimiento en el mismo del
carácter nacional de esta región
española, se viene prestando más atención a las pasiones y a los sentimientos
que a
Hasta la redacción del presente documento, elevado a
las más altas instancias jurídicas, institucionales y políticas de nuestro
país, el asunto de la identidad nacional de Cataluña podía ser una materia opinable y, por ende, susceptible de
ser negociado
y pactado
por las distintas fuerzas políticas. Sin embargo, a partir de la redacción de
estas páginas y del conocimiento de las
pruebas históricas y filológicas, inéditas, que reúne y aporta, el
debate que se ha suscitado pierde todo su sentido. Porque a la hora de legislar, son las pruebas y no las opiniones o
las pasiones las que deben tener siempre la última palabra y porque una
vez que se han aportado pruebas
objetivas, léase científicas,
El valor que tradicionalmente se ha dado al término nación,
hace referencia a un territorio
claramente definido, que posee una personalidad e historia propias,
perfectamente diferenciadas, por lo demás, de las de los territorios que le
circundan. Tal es el concepto básico y genérico de nación, aplicado desde
épocas relativamente remotas a aquellos países del Occidente de Europa que poseen una personalidad geográfica más
acusada. Y de ahí el que, con independencia
de que existiesen lenguas diferentes en ellas, ya desde las más remotas cartas
geográficas que han llegado hasta nosotros, vemos cómo se otorga un nombre
común a territorios como
En todos esos territorios que acabo de enumerar,
existen o han existido numerosas lenguas o dialectos distintos, sin que a nadie
se le haya ocurrido jamás el despropósito de reconocer como naciones
propiamente dichas a cada uno de los pueblos que hablaban esas lenguas, por lo
común estrechamente emparentadas entre sí y dimanadas todas de un tronco común cuyas raíces se hunden en
La definición que el Diccionario de
2. [f.]Territorio de ese mismo
país
4. [f.]Conjunto de personas de
un mismo origen étnico y que generalmente hablan un mismo idioma y tienen una
tradición común
NO SON LAS LENGUAS SINO LOS
TERRITORIOS -LÉASE,
La auténtica epidemia de nacionalismos regionales
que padece Europa desde hace varios
siglos, tiene su origen en el disparatado principio de que las naciones
europeas se han forjado en el decurso de los últimos siglos, siendo las más
antiguas aquellas que nacieron a lo largo de
Los sentimientos nacionalistas
surgidos en Europa a lo largo de los últimos siglos son pues, todos ellos,
fruto exclusivo de la colosal ignorancia que existe respecto al pasado de
Europa, siendo el nacionalismo irlandés
el único que tiene fundamento histórico y que hunde sus raíces en épocas
verdaderamente remotas. Pues ya desde su colonización hace en torno a 10.000 años, a raíz de la retirada de
los hielos polares, la isla de Hibernia
o Irlanda ha tenido una historia
propia, claramente diferenciada de la de la isla vecina de Albania = Albión = Britania.
Todos los demás nacionalismos son adventicios, porque incluso en el caso de Córcega
o Cerdeña,
su devenir histórico -como sucede con las Baleares- ha estado siempre
estrechamente relacionado con el de las naciones
próximas a ellas, ya se trate de Francia,
de Italia o de
Por lo que a Cataluña
se refiere, resulta delirante atribuirle una identidad nacional propiamente
dicha, ajena a la del resto de España,
cuando ya el geógrafo griego Estrabón
dejó escritos hace dos milenios textos como el que sigue:
Ahora se llama más peculiarmente
IBERIA la que termina el Pyreneo, tomando sólo por HISPANIA, la que está contenida dentro del Ebro. A los primeros los
llamaban Igletas, agricultores de
una pequeña región, como dice Asklepiades Myrleano
¿Dice algo Estrabón
de Cataluña?
Ni una palabra. Y como él, ninguno de los historiadores antiguos. ¿En qué
niveles, pues, de ignorancia histórica se mueven aquellos Catalanes que, en su
reivindicación de la nacionalidad catalana, llegan al
extremo aberrante de considerar a Cataluña
como una entidad geográfica que siempre ha sido ajena e independiente del resto
de las regiones ibéricas?
Más flagrante todavía es el testimonio del Chronicón
Alexandrino, cuando al referirse a los pueblos que configuran
Hispanos = Tyrtenos = Tyranos = Tarragones o Tarracones
Obsérvese, no
solamente son Hispanos
los Catalanes, sino que el propio nombre de una de las capitales catalanas, Tarragona, reproduce uno de los más
antiguos nombres de la más vieja Hispania
de la cuenca alta del río Hebro = Ebro.
Por eso Roma, retomando y dando por
buena esta antiquísima articulación
del territorio más genuinamente hibérico, denominó TARRACONENSE a una región que,
comprendiendo la totalidad de Cataluña,
tenía su origen justamente en aquel
territorio en el que había estado situada
Porque las cosas han sucedido como vengo afirmando y
probando, nos encontramos en la provincia de Segovia con una población, muy antigua e importante, denominada TURÉGANO, cuyo parentesco con
Por lo que se refiere a ese otro gentilicio que el Chronicón Alexandrino documenta como
sinónimo de Hispano, TYRANOS,
entronca con todos los TURIENO, TORINA,
TORÍN, TIRO... de Cantabria, así
como con otros ríos de
En cuanto a los TYRTENOS
también documentados en ese precioso registro histórico, vuelven a remitirnos a
Tortellá
- Tortadés - Vila Torta
- Tar(t)adell - Sant
Julià de Torts - Riu
Ri-Tort (en las fuentes del río Tart
> Ter)...
Esta sucinta exposición histórico-geográfica, no
sólo acredita el rigor absoluto de esa crucial información sobre el origen de España recogida en el Chronicón
Alexandrino y desconocida por todos
los historiadores contemporáneos, sino que prueba
Santander, Enero 2006
(15.3.1978)
Apreciado señor Ribero:
La imposibilidad de asistir a la presentación de su
libro “Una Cataluña que hemos de salvar”
no se debe, en modo alguno, a una falta de aprecio por mi parte hacia su obra y
la gran tarea que está usted llevando a cabo para la recuperación de la cultura
catalana.
Su obra, fruto del amor de un castellano por nuestra
cultura, es digna de aplauso y encomio. Le
ruego que persevere en su lucha por la armonía entre todas las culturas de
España, en la seguridad de que lo hace por una noble causa y con la
gratitud de todos aquellos que además de amar a Cataluña, amamos también a España.
Reciba mi sincera estima y mis más cordiales
saludos.
Josep Tarradellas.
President de