El carácter
autóctono y origen prehistórico del Ezkara
o Euskera
Ponencia II Congreso sobre el Origen del
Euskera
Jorge
María Ribero-Meneses
Santander, Octubre 2006
Índice:
2.
Declaración como Patrimonio de la Humanidad
3.
El reconocimiento del Euskera,
obstaculizado por intereses ajenos al ámbito científico
4.
El contencioso del Euskera. Haciendo
historia...
5.
El refrendo de la Biología Molecular
6.
La primera Civilización del planeta.
8.
El cimiento de la Filología
Sólo la pavorosa superficialidad y, lo que es
mucho más grave, la parcialidad de
los estudios lingüísticos efectuados hasta el presente, permite comprender cómo
algo tan deslumbrantemente obvio como es la mayor ancianidad de
El debate sobre el error o acierto de mis
tesis respecto a la primogenitura
histórica de los pueblos que habitan en el sector central y oriental del Litoral
Cantábrico resulta, pues, extemporáneo y peregrino, una vez que una
larga sucesión de hallazgos arqueológicos y, sobre todo, de resultados
obtenidos por los Biólogos Moleculares
a través del estudio del ADN, han
venido confirmando, punto por punto, buena parte de mis tesis previas respecto
a la génesis de la Humanidad racional
y de la Civilización, tenidas por
aberrantes en el momento -años 1984 y 1985- en que fueron formuladas. Y estamos
hablando de unas fechas en las que el estudio de la genealogía de los pueblos a
través del ADN permanecía inédito y
en las que, por lo demás y en lo que se refiere al Norte de España, tampoco se habían producido todavía los primeros
hallazgos que hicieron universalmente célebre al yacimiento burgalés de la Sierra de Atapuerca.
Nada, pues, abonaba en 1984 la posibilidad
de que nuestra especie hubiera tenido su cuna a orillas del Cantábrico, siendo la situación en que
nos encontramos veintidós años
después, absolutamente la opuesta: hoy y merced a la labor de un minúsculo
número de investigadores de distintas disciplinas que hemos venido trabajando
de forma independiente, puede afirmarse que el número de evidencias que
sustenta la posibilidad de que la Humanidad
inteligente naciera en el Norte de
España, resulta abrumador.
El veredicto
respecto al acierto y rigor de cualquier suerte de tesis o de hipótesis, no lo
emiten los hombres sino los hechos.
Son las pruebas objetivas las únicas
que cuentan a la hora de acreditar un descubrimiento, no los criterios por lo
común cambiantes y pocas veces cualificados de los estudiosos. Porque, por
principio y siguiendo una pauta para la que no se conocen excepciones, la
opinión de lo que con Ortega y Gasset podríamos denominar la ciencia
canónica ha sido siempre
contraria y hasta beligerante con cualquier descubrimiento que pusiera en
entredicho ese saber tradicional del que dicha ciencia constituye, precisamente, su principal garante y adalid.
¡Cuántas veces se ha visto y se seguirá
viendo cómo los especialistas
arremeten contra un descubrimiento determinado sin conocerlo siquiera y sin
haberlo analizado profunda y desapasionadamente! Y a este respecto, omito
mencionar ejemplos más que ilustres que están en la mente de todos...
Mis investigaciones multidisciplinares han
producido ya una larga sucesión de descubrimientos -no difundidos en su
mayoría, por decisión propia-, de los que a continuación enumero los
principales, haciendo constar que todas las fechas señaladas corresponden a los
años en los que tales descubrimientos quedaron documentados en los libros
escritos por mí y publicados al
efecto. Diez, quince y hasta veintitantos años más tarde, la Genética, la Arqueología y hasta la Filología
han venido corroborando cuanto en todos esos libros había quedado profusa y
sólidamente desarrollado:
1984. Cuna cantábrica del Homo Sapiens y del Neanderthal
1985. Primer poblamiento de América por los
pueblos paleolíticos del Norte de España
1988. Estirpe cantábrica de los pueblos
británicos
2004. Origen del Lenguaje
2004. Origen de la Escritura
2005. Origen de la Medicina
2005. Origen de la Cirugía
2005. Origen de la Farmacia
2005. Origen de la Arquitectura
2006. Cuna catalana del Mediterráneo
2006. Localización de Hespérida en la Península y Bahía de Santander
2006. Emplazamiento en Santander del Primer Templo
de la Humanidad
De manera constante, a lo largo de los ya
cerca de veintitrés años que llevo
exhaustivamente consagrado a la consolidación de mis tesis sobre la génesis
cantábrica de la Civilización, he venido defendiendo por doquier, tanto en mis
libros, como en mi correspondencia, entrevistas, conferencias y artículos
periodísticos, que los Gobiernos de España y de Euskadi deberían solicitar de la UNESCO el reconocimiento como Patrimonio
Inmaterial de la Humanidad para
Mi presencia en el Segundo Congreso sobre el origen
del Euskera, más allá de la exposición de mis tesis sobre una materia a
la que llevo apasionadamente consagrado desde hace más de dos décadas, tiene
como principal objeto el hecho de trasladar a todos los asistentes al mismo mi
determinación de no cejar hasta conseguir ese reconocimiento hacia
Resulta sencillamente demencial que sigan
estudiándose por doquier dos lenguas como la Latina y la Griega,
cuando las verdaderas lenguas madre
de la Humanidad permanecen en el olvido y, además y en el caso del Kaló,
al borde mismo de la desaparición. ¿Qué sentido tiene difundir dos lenguas muertas como la Latina y la Griega,
cuando la lengua de la que ambas se han derivado, el Euskera, a diferencia de
sus hijas, no sólo permanece viva sino que conserva toda su vigencia
y su multimilenaria vitalidad? ¿No es
del más elemental sentido común que todas esas Cátedras de Griego y Latín que se prodigan por los Institutos
y Universidades de todo
Consciente de la trascendencia universal de
todo este asunto, hace alrededor de quince años insté al Gobierno de Nabarra a encabezar ese movimiento que propugno para
conseguir la declaración del Euskera como Patrimonio Inmaterial de
Ante la indiferencia absoluta mostrada por
las distintas Instituciones del Estado, en los primeros días del mes de Octubre del año 2002, hace exactamente cuatro años, decidí dar un paso más allá y
elevar mis reivindicaciones respecto a
Las Glosas
Emilianenses lo único que demuestran es que
Conseguí plenamente mi objetivo respecto a
la aberrante pretensión riojana sobre el Castellano y, por
lo menos, sembré en las Altas Instituciones mencionadas la semilla de la duda
respecto a la supuesta filiación grecolatina de las lenguas y de la
cultura de las naciones de Occidente.
Una especie que la lectura de cualquiera de los libros que llevo escritos sobre
la materia, revela como uno de los mayores desatinos que ha consagrado la
Historia de la Civilización.
Del documento que presenté personalmente a
la UNESCO en París y al Consejo de Europa en Luxemburgo en Octubre 2002, destaco el párrafo
siguiente: Solicito de la UNESCO que asuma el Patronazgo sobre
las Lenguas Cantábricas y en
particular sobre la más antigua, el Euskera,
ejerciendo la tutela sobre las mismas y velando por su salvaguarda, así como
instando a los Gobiernos respectivos de Francia
y de España a que emprendan cuantas
acciones sean necesarias para legar a la posteridad un Patrimonio Lingüístico que constituye
un tesoro inapreciable, no sólo para estos dos países sino para toda la
Humanidad.
Ya desde la lejana década de 1970, he venido ejerciendo, doblemente,
como intelectual y como militante de
Por razones de índole fundamentalmente
política que en modo alguno deberían intervenir e interferir en un asunto de primera magnitud cultural como el que
nos ocupa, nadie tiene demasiado interés en que se conozcan y se difundan las
conclusiones de mis investigaciones sobre el origen del Euskera, del mismo modo
que, en el pasado siglo, se hizo todo lo humanamente posible para que los
trabajos previos de Julio Cejador y
de su continuador Imanol Aguirre
cayeran en el más absoluto de los olvidos. Y tengo fundadas razones para pensar
que esta labor de claro y manifiesto boicot
y obstruccionismo no ha sido auspiciada por la clase política que nos gobierna
sino por aquellos sectores del ámbito académico a los que los valiosísimos
estudios de Cejador y de Aguirre y mis propios descubrimientos
sobre la génesis cantábrica de la
Civilización, han abocado a la trágica situación que supone el hecho de
tener que enfrentarse a la evidencia de que toda su supuesta Ciencia había sido edificada sobre los
pilares del error. En la medida en
que son estas camarillas académicas las que acostumbran a asesorar a la clase
política, cae por su propio peso que todos
los dictámenes que ésta recibe en relación con estas materias, rezuman no sólo
escepticismo sino una profunda aversión hacia la labor de quienes, por poseer
una lucidez que a ellos se les ha negado, nos hemos convertido en una temible
amenaza para su deseo de perpetuarse en la confortable situación que sus cátedras y prebendas les confieren en
todos los órdenes. De donde se infiere que por mor del egoísmo de unos pocos, aferrados a su ignorancia y a sus poltronas
y dispuestos a hacer lo que sea para impedir que su Ciencia sea puesta dramáticamente en entredicho, la sociedad
española, la propia sociedad europea y, a una escala superior,
Una de las Instituciones españolas que
pudiendo haber realizado una fecundísima labor en pro del Euskera,
ha venido desarrollando la opuesta, es
Primero.- Desde el año 1984
vengo consagrándome de forma exclusiva y exhaustiva a la investigación de los
primeros orígenes del ser humano y de
Segundo.-
Aunque planteada como
investigación interdisciplinar (Historia,
Arqueología, Antropología, Etnología, Geografía...), mi condición de filólogo me hizo comprender desde el
primer momento que el estudio del Lenguaje y de la Toponimia constituía el
único camino que podía despejar de forma definitiva el enigma respecto a los
primeros y más oscuros estadios del devenir de la Humanidad racional.
Tercero.- El
estudio comparado de toda la Toponimia conocida del mundo antiguo, me condujo a
la conclusión de que el tercio septentrional de
Cuarto.-
Aunque sin llegar a vislumbrar que la Humanidad racional o sapiens había tenido su cuna en España, otros investigadores europeos de los siglos precedentes y
de cuya existencia he tenido conocimiento años después de concebir mis tesis históricas, llegaron a conclusiones
similares a las mías en relación con la extraordinaria aportación de
Quinto.- Uno de los Españoles más clarividentes del
siglo XX, amén de basko ilustrísimo,
José María de Areilza (ministro,
embajador, Presidente del Consejo de
Europa y hasta miembro de
Sexto.- A pesar de que como licenciado en Filología
Románica mis conocimientos se circunscribían a este ámbito lingüístico
y al de las lenguas clásicas, mis descubrimientos sobre la primogenitura
histórica del tercio septentrional hibérico me hicieron comprender de inmediato
la importancia del papel desempeñado por las lenguas habladas en él y muy en
particular por el Euskera. De ahí el que emprendiese de manera inmediata el
estudio morfológico y semántico del vocabulario de dicha lengua, con el fin de
identificar sus matrices o raíces fundamentales. Tras consagrar varios
años a este trabajo, cualquier duda que pudiera abrigar respecto a la enorme
antigüedad de
Séptimo.- La defensa apasionada que desde el inicio de mis
investigaciones he venido haciendo de
Algunos autores franceses y españoles de los
siglos precedentes ya denunciaron la falsedad de esa supuesta latinidad atribuida a las
lenguas francesa y castellana. El
Abate Espagnolle escribió a este respecto: El sustrato principal de la lengua francesa es prelatino. Yerran por lo
tanto aquellos que la hacen derivar de la lengua latina. Franc Bourdier, por su parte, en su
libro Les origines de la langue basque,
se expresa en estos términos tan demoledores: Tengo la impresión de que el
vasco no ha sido tomado suficientemente en consideración para la búsqueda
de las etimologías francesas, incluidos los nombres geográficos. La mayoría de estas etimologías son
rebeldes a las derivaciones latinas.
En España, el doctor Gregorio López Madera, miembro del Consejo de Castilla, arremetió en varios de sus obras, ya en el
siglo XVI, contra el fraude de la latinidad
de las lenguas Romances: Los Romanos procuraron introducir su lengua
en gran parte de Asia, de África y de Europa y en ningún punto consiguieron que
se hiciese vulgar. Es cierto que
en todo el Imperio Romano se hablaba el Latín por la gente más grave, para
tratar con los Magistrados enviados por aquella República y para conseguir honores y oficios de ella, pero todo el pueblo y el común siempre se
quedaron con sus idiomas. El amor y la afición que cada país tiene a su lengua
y la mayor fuerza y multitud del vulgo, es bastante para conservarla.
Más próximo en el tiempo, el catedrático e
historiador aragonés Andrés Giménez
Soler, nacido en 1869, sostuvo postulados a los precedentes, pronunciándose
también respecto a la gran ancianidad del Euskera. He
aquí lo que dejó escrito en
Discípulo de los aragoneses Julio Cejador y Giménez Soler, el investigador francocatalán Juan Parellada de Cardellac supo comprender no sólo la ancianidad
de la lengua hablada por los Baskos,
sino también su carácter incontestablemente autóctono: Los primitivos
autores del euskaro, abuelos de los
vascos, vivían ya en su actual territorio en la época glacial, como está por
otra parte plenamente demostrado en nuestros días. Si los vascos han podido
conservar su lengua es porque han mantenido, a través de milenios, su primitiva
identidad racial, sus caracteres antropológicos ancestrales. El euskaro es la lengua paleolítica de los
territorios ibero-ligures y no procede de ninguna parte sino que es autóctona.
La lengua vascuence, como lengua prehistórica, constituye el monumento
lingüístico más arcaico de Occidente, cuya conservación incumbe tanto a Francia
como a España.
Juan
Parellada no era filólogo y, por
consiguiente, no puede recriminársele el hecho de no haber llegado a comprender
que la lengua baskongada es el monumento
lingüístico más valioso, no sólo de Occidente
sino de todo el planeta.
Octavo.- Muchos años después
de iniciada mi labor de mi investigación sobre la génesis del Euskera,
tuve conocimiento de la obra realizada a este respecto por el eminente filólogo
aragonés Julio Cejador y por el
principal heredero de su trabajo, el filólogo basko Imanol Aguirre, investigadores ambos sobre los que pesó un boicot
académico similar al que yo he padecido, justamente por haber defendido la
existencia de sólidos vínculos entre
A todo ello se refiere Balthasar de Echave en sus bien conocidos Discursos de la Antigüedad de
Siendo
esto ansí como lo es, no es razón que por la poca curiosidad e inadvertencia de
los Bascongados se eche en olvido lenguage
que a ellos y a toda España honra; y pues es justo que cada nación
estime su lenguage natural, como lo hazen, justísimo es que España se honre con
ella, como con tan propia suya...
Balthasar de Echave se expresa en los mismos
términos y prácticamente con las mismas palabras con las que yo vengo
defendiendo esta causa desde 1984, muchísimo antes de que llegase a mis manos
una edición facsimilar de su valioso libro.
Noveno.-
Los hábitos y las actitudes inquisitoriales tan fuertemente
enraizados en la idiosincrasia española, son los responsables de que
Décimo.- Solamente conociendo el ínfimo nivel
científico al que se ha movido hasta hoy la Filología tradicional, resulta
posible comprender el menosprecio con el que
Undécimo.-
Resulta sencillamente deplorable
que cuestiones de naturaleza política hayan interferido en el aprecio y en la
valoración de una lengua como la Baska que constituye un tesoro para toda la Humanidad y que
causará el asombro general el día en que se empiece a conocer todo el caudal de
información que contiene en relación con los orígenes de la cultura no ya occidental
sino universal.
Duodécimo.-
El Diccionario de
Decimotercio.-
Gravísimo y además irreparable es el daño
sufrido por todas aquellas lenguas que, siendo más antiguas que la Latina, han venido siendo desdeñadas en
beneficio de ésta. Lo que, a falta de atención, de cultivo y de estudio, ha
conducido a la virtual desaparición de algunas de las lenguas ancestrales del Norte de España: gallego, bable, montañés, kaló,
euskera, fabla, aranés... Lenguas hacia las que
Las cifras ingentes que el Estado consagra a
tratar de insuflar vida a las lenguas
muertas,
promoviendo su estudio en Colegios, Institutos y Universidades, deberían
destinarse a conservar los últimos
vestigios de las viejas hablas tradicionales de
Decimocuarto.-
Distanciado de los estudios de Cejador y de Aguirre, aunque en sintonía con ellos, el objetivo de mis estudios
filológicos se ha centrado en la reconstrucción
del proceso de diversificación de las consonantes, así como en la recuperación de las formas más antiguas
del habla humana, reconocibles a través de los vestigios que de ella
han pervivido en todas las lenguas del planeta. Las herramientas principales de mi investigación han sido y siguen
siendo las lenguas: Euskera, Kaló, Bable-Montañesa, Castellano-Catalana, Griega, Ketxwa,
Indonesia, Gaélica, Galesa, Magiar, Bereber, Árabe y
Swahili, teniendo siempre presente a las muy degradadas pero no por
ello menos valiosas lenguas centroeuropeas: Francesa, Alemana e Inglesa.
Decimoquinto.-
Todas las lenguas antedichas
constituyen una representación harto cualificada de las lenguas habladas en los
cuatro continentes, siendo las citadas en las primeras posiciones las que más
fielmente han sabido perpetuar las pautas y la idiosincrasia de la primera
lengua, común, hablada por
Decimosexto.-
Sin el menor género de dudas,
Decimoséptimo.-
La denominación de Española que la Academia trata de imponerle a
Decimoctavo.-
Determinados grupos mediáticos
establecidos en la capital de España vienen actuando como interesados voceros de las aberrantes teorías filológicas concebidas por alguien que
pretende convencernos de que
¿Dónde se encuentran los paralelos de Altamira
en el Norte de África y en la región
del Cáucaso...?
Quiero añadir que he venido intentando,
reiteradamente, que esos mismos grupos mediáticos que no pierden ocasión para
zaherir a la cultura baska,
publiquen algunas de las muchas noticias que no cesan de producirse, que la
enaltecen y que confirman plenamente mis tesis respecto a su infinita
trascendencia, pero todos mis esfuerzos han resultado vanos. Se ocultan,
sistemáticamente, todas las noticias que vienen refrendando la primogenitura
histórica del Norte de España. En 1995
me dirigía por escrito al entonces director del diario ABC, Luis Mª Ansón, en estos términos: Aunque comparto plenamente su fobia contra el terrorismo en
Cuando en el año 1984 descubrí que la Humanidad
racional y la Civilización
habían tenido su cuna a orillas del
Cantábrico central y oriental, me convertí en el acto en el científico
español más abominado. Y aborrecido no por los científicos de otros países sino
por los propios españoles, a los que mi descubrimiento de algo que resultaba
tan obvio e incontrovertible, puso en un patético entredicho. Han transcurrido
más de dos décadas desde entonces y las sonrisas de burla y/o de desdén que se
dibujaron entonces en los rostros de cuantos se pretenden intelectuales en nuestro país, han ido descomponiéndose en la
medida en que diferentes disciplinas -y con ventaja sobre todas ellas-
A lo largo de la última década han comenzado
a generalizarse los estudios sobre el ADN de los diferentes pueblos de
Habida cuenta de la universal nombradía
alcanzada por la singularidad de la lengua y de la cultura baskongadas, nada tiene de particular que la población de Euskadi haya atraído la atención y el
interés de los genetistas. Existían a
priori enormes posibilidades de que las expectativas sobre la
diferencialidad del pueblo euskaldún
no se vieran defraudadas. El primer estudio en profundidad sobre la identidad
genética de los Baskos fue acometido
por el profesor Jaume Bertranpetit,
catedrático de la Facultad de Biología de la Universidad de Barcelona. Sus
conclusiones no pudieron resultar más determinantes: No tenemos ninguna duda de que el
origen de los vascos es autóctono; los vascos son, sin duda, la población más
autóctona de Europa.
No mucho después, la Universidad de Stanford
mostró también un interés especial por el ADN de los Baskos, habiendo desembocado en la conclusión de que Baskos, Sardos, Lapones e Islandeses
integran las cuatro únicas razas puras que existen en Europa. Y también en este
caso, se destaca a los Baskos sobre
los otros pueblos mencionados, reconociéndoseles como los únicos descendientes directos
del hombre de Cro-Magnon, al tiempo que como los primeros humanos modernos
que han habitado en Europa. O lo que es lo mismo -añado yo- en el
mundo. Porque si los cromagnones son
nuestros únicos antepasados directos conocidos y los Baskos son sus más próximos descendientes, entonces la conclusión
es evidente: el pueblo euskaldún es
el más viejo de la Tierra. ¿O habrá alguien que defienda el despropósito de que
los primeros sapiens cruzaron
Gibraltar, despreciaron toda
La que muchos reconocen como la revista de
mayor tirada del mundo,
Una vez desatados la curiosidad y el interés
de todos los genetistas del mundo por el auténtico filón que para ellos supone
esa verdadera reliquia étnica que constituye la población de Euskadi y de la Cantabria oriental, se comprende bien el hecho de que junto a la
proliferación de estudios como los que acabo de mencionar, haya prendido el
afán por inmortalizar en alguna medida las peculiaridades genéticas de los
habitantes del Cantábrico central y
oriental. Así
A finales del año 2002 y justamente cuando acababa de presentar ante la UNESCO y el Consejo de Europa la impugnación a la que me he referido
anteriormente, respaldada por mi libro La región cantábrico-pirenaica, cuna del
lenguaje humano,
Una vez más, la noticia de la filiación cantábrica de los
habitantes de Europa, pasó totalmente inadvertida en España, deliberadamente silenciada por la práctica
totalidad de los medios de comunicación tanto audiovisuales como escritos.
Y ello a pesar de que, a mi juicio, desde el descubrimiento de América en 1492,
no se había producido una noticia de mayor trascendencia y calado
histórico-cultural.
Por último y en este caso muy recientemente
-finales del mes de Septiembre del año 2006-
las agencias de prensa se han hecho eco de los resultados de una investigación
promovida por la Universidad de Oxford, de la que se ha resultado una nueva
confirmación, aplastante, para las tesis que vengo defendiendo desde el año
1984: todos los habitantes de las Islas Británicas proceden del Norte de
España. Exactamente lo mismo que, tras la redacción de un libro
consagrado a este asunto, defendí en Febrero de 1987 en una conferencia impartida en el Instituto de España de Londres...
No por azar ni por casualidad, el foco desde el cual se produce la
proyección del lenguaje humano, coincide puntualmente con la región en la que
se gesta el arte paleolítico y la arquitectura megalítica. O, lo que es lo
mismo, las primeras manifestaciones
culturales de
¿No
es de la más aplastante coherencia que la cuna del lenguaje coincida
exactamente con la región en la que se gesta la pintura, la escultura, la
arquitectura y, por consiguiente, la cultura y la civilización humanas?
¿No
es abrumadoramente evidente que si la pintura, la escultura y la arquitectura
comparten una misma cuna, sea ésta a su vez la que viera nacer las restantes
manifestaciones culturales humanas, imposibles de documentar hoy por el hecho
de que no fueran plasmadas sobre materiales imperecederos como la piedra?
¿No
cae por su propio peso que fueron aquellos mismos pueblos del Norte de España y
del Sur de Francia que acuñaron sobre piedra las primeras manifestaciones
culturales que nos son conocidas, quienes crearon la Música, la Tragedia o la
Poesía? ¿O es acaso concebible que quienes pintaron Altamira o Lascaux
no poseyeran el nivel intelectual y artístico necesario como para componer
melodías o poemas que, sin la menor duda, estarían a la altura de las
magistrales composiciones pictóricas que nos han legado?
Y si
el más elemental sentido común nos enseña que los hombres del Paleolítico
Superior poseían ya un lenguaje cuyo nivel de desarrollo era, como mínimo,
similar al de sus creaciones artísticas, ¿no resulta meridianamente obvio
que la matriz del habla humana tiene que hallarse -necesariamente- en la misma
región en la que -por espacio de decenas de miles de años- se desarrollara la
más antigua civilización conocida, al tiempo que -con abismal diferencia
respecto a las demás- la más longeva?
Por
otra parte y no existiendo indicios en ningún otro lugar del mundo, de una
cultura que hubiera podido servir de modelo a la gestada por los cromagnones cantábricos y galos, ¿no
tenemos elementos de juicio más que suficientes para deducir el carácter autóctono
de estos pueblos y, por consiguiente, de la lengua por ellos creada?
Y si
es manifiestamente obvio que la primera cultura de la Tierra -o, lo que es lo
mismo,
¿No
es una verdad indiscutible que la evolución intelectual del ser humano ha
seguido un proceso paralelo al de la evolución del lenguaje con el que
construía y expresaba sus ideas? ¿Y no es igualmente incontrovertible
que el artista o artistas que pintaron los bisontes de Altamira, tenía que
poseer -inexcusablemente- un alto grado de desarrollo intelectual? De donde
se deduce que si efectivamente poseía ese elevado coeficiente intelectual, tenía
que poseer, a la fuerza, un lenguaje altamente evolucionado. Porque resulta
risible y al propio tiempo patética, la idea que las nefastas películas sobre la Prehistoria han
imbuido a la sociedad, respecto al salvajismo y brutalidad de los hombres y
mujeres que vivieron en las cuevas del Norte de España y del Sur de Francia,
poniendo los cimientos de la civilización de la que, todavía hoy, somos hijos y
beneficiarios.
Las investigaciones sobre los orígenes del lenguaje, que vengo
desarrollando desde el año 1984, han corroborado abrumadoramente todos estos extremos
que acabo de dejar expuestos, pudiendo demostrarse, inapelablemente, que
Si mis conclusiones respecto a la
primogenitura de
La Filología
es la única disciplina arqueológica capaz de esclarecer buena parte, si no la
totalidad de los enigmas que existen en relación con los orígenes de nuestra
especie; orígenes que yacen hoy, enterrados bajo metros de sedimentos, a la
espera de que nos decidamos a exhumarlos. Nada de cuanto produjo o nos legó la
Humanidad primitiva se halla, pues, a la vista de todos, requiriéndose de la
labor continuada de decenas de
generaciones, para que sólo una milésima parte de
nuestro inapreciable patrimonio enterrado llegue a ser conocido y estudiado. Un
lapso de tiempo demasiado largo para quienes, conscientes de todos los males
que acarrea a la Humanidad el hecho de desconocer su verdadera ascendencia
-que, por supuestísimo, no es
africana-, nos hemos propuesto descifrar, para siempre, el que se ha revelado
como el más recalcitrante de todos los misterios que ensombrecen la memoria de
nuestra especie.
Nada de cuanto nos ha legado la Humanidad
primitiva se encuentra a la vista de todos, excepto tres cosas: a) el paisaje que nuestros antepasados
contribuyeron a configurar y en el que, aunque resulta enormemente difícil, es
posible reconocerlos aún; b) la sangre
que de aquellos remotos seres hemos heredado y cuyos secretos estamos empezando
a desentrañar merced a los reveladores estudios del ADN; y c) el lenguaje
que aquellos primeros seres humanos modelaron a lo largo de su dilatadísima
historia y que sigue estando presente en el habla de todos los habitantes del
planeta. Porque las palabras son las
únicas que no mueren jamás y que, aunque degradadas en mayor o menor medida,
constituyen un vínculo imperecedero que nos permite poder retrotraernos hasta
los más remotos estadios de la evolución humana, descubriendo además, a través
de ellas, la manera de pensar y de sentir de los hombres y mujeres que vivieron
hace centenares de miles, si no millones de años.
Los seres humanos no hemos dejado jamás de hablar, ni tampoco hemos
abierto un paréntesis en nuestra necesidad de comunicarnos mediante palabras,
ya sea para adoptar otra lengua ya para inventar una nueva. Jamás hemos dejado
de hablar, por lo mismo que tampoco hemos abjurado de nuestra responsabilidad a
la hora de legar a nuestros descendientes la lengua que, a su vez, nos legaron
nuestros mayores.
Me enorgullece ser el filólogo que ha tenido
el privilegio de descubrir que el lenguaje es mucho más que un mero código de
comunicación entre los seres humanos. Porque, por asombroso que pueda
resultarnos, lo que conocemos como Lenguaje resulta ser la memoria de
Existe una sola vía para llegar a esclarecer
la mayor o menor ancianidad de las diferentes lenguas de la Tierra y ese camino
pasa por el desciframiento previo de la forma como se ha ido construyendo el
habla humana. Sin esa herramienta que nos proporciona el hecho de conocer la
forma como fueron diversificándose los primeros sonidos articulados por los
seres humanos, resulta del todo punto imposible llegar a dilucidar el origen de
las lenguas. De ninguna de ellas. Porque, por ilustrarlo con un ejemplo, si no
sabemos cuál es la antigüedad respectiva de cada una de las consonantes y
vocales que configuran esta palabra, cabeza, ¿cómo podremos determinar si
es más antigua o más moderna que su paralelo latino caput y que su
equivalente griega kefale?
El Esquema de la derivación de las consonantes
que acompaña a estas páginas y a cuya confección he consagrado exactamente dos décadas, constituye el cimiento mismo de la ciencia filológica. Sin
este esquema, sin conocer la forma como han evolucionando los sonidos o fonemas
y, por ende, las letras que los representan, no hay Filología posible. Hay, sí, especulaciones, cabildeos y
elucubraciones acerca del Lenguaje, pero no hay Ciencia merecedora de tal nombre. Porque, ¿cómo podemos construir
una ciencia, sin dotarla previamente de un método y de un sistematismo sólidos?
Nunca me ha entrado ni me entrará en la cabeza cómo los lingüistas han podido
consagrar sus vidas al estudio del Lenguaje, sin haberse planteado la necesidad
previa de construir un esquema como el que aparece reproducido junto a estas líneas.
Esquema que, insisto, es el primero de su género. Jamás se ha elaborado otro
análogo o remotamente semejante. Nada.
La Filología,
como tal ciencia, ha nacido con ese árbol genealógico del alfabeto. Sin
él, la Filología es -y nunca mejor dicho-pura palabrería. Con él, la Filología es ciencia. Una ciencia que nos permite reconstruir la forma como ha
nacido y evolucionado el lenguaje humano y que, además, nos ayuda a saber qué
idiomas son más antiguos que otros y, por ende, qué pueblos se han derivado de
otros. De donde resulta que merced al esquema aquí reproducido, la Filología
puede recorrer, respecto a las palabras, un camino de investigación similar al
que la Genética recorre merced al estudio del ADN. Con la particularidad de que las conclusiones a las que,
merced a ese esquema, puede llegar la Ciencia del Lenguaje, resultan ser
tanto o más incontrovertibles que las que aporta la
ciencia que estudia nuestros genes.
La extraordinaria importancia del Esquema
de la derivación de las consonantes, radica en que sin esta herramienta resulta absolutamente
imposible reconstruir el proceso de evolución seguido por el habla. Y sin
alcanzar este objetivo, resulta igualmente imposible poder descifrar el
significado primitivo de las palabras, así como las ideas que subyacen tras
ellas y que motivaron su creación. Lo que equivale a decir que sin el esquema
en cuestión, deberíamos desistir de llegar a conocer, jamás, cuál ha sido el
proceso intelectual seguido por nuestra especie desde que existe como tal. E, ignorando esto, tendríamos que renunciar
a saber no sólo cuáles son las raíces primitivas de las palabras, sino lo que
es muchísimo más importante, cuáles son las raíces de nuestras ideas.
Porque toda nuestra forma de pensar y de
sentir se halla cimentada sobre las idealizaciones y creencias de nuestros más
remotos antepasados y el libro que
cuenta con todo lujo de pormenores cuáles han sido esas impresiones,
mitificaciones o fabulaciones, es aquel al que conocemos con el nombre de Lenguaje. Porque la más asombrosa
y trascendental conclusión que se ha derivado de mis casi veintitrés años de
exhaustivas y extenuantes investigaciones filológicas, es la de que el lenguaje
constituye un auténtico libro en
cuyas páginas (las palabras) dejaron
nuestros antepasados clara, minuciosa y reiterativa constancia de sus creencias
mítico-religiosas en relación con el origen de la vida sobre
Ocioso es decir que sin el Esquema
de la derivación de las consonantes, resulta del todo punto imposible
llegar a determinar la mayor o menor pureza o arcaísmo de las distintas
lenguas. Y, desconociendo esto, deberíamos desistir de seguir empeñados en
esclarecer la etimología de las palabras, sobre la base de presumir que cada
voz del lenguaje tiene su origen en un término, más antiguo, conservado por una
lengua determinada. Que es sobre esta idea, verdaderamente aberrante, sobre la
que se han confeccionado todos los Diccionarios del planeta, así como especies
tales como aquella que pretende que todas las lenguas del Occidente de Europa proceden de la lengua latina y, en menor
medida, de la griega. ¿En qué se funda esta presunción? ¿Sobre qué base se
cimienta semejante dogma? Absolutamente sobre ninguna. Simplemente, en la presunción de que como naciones que
todos reconocen como más cultas, se
da por sentado que debieron ser Griegos y Latinos
quienes fecundaron intelectualmente a los pueblos más occidentales de Europa,
aportándoles el preciosísimo presente de su lengua y de su cultura. Así se ha
creído siempre desde hace bastante más de un milenio y como quiera que nadie se
ha planteado jamás demostrar el error de tal razonamiento, aquella hipótesis se
ha convertido en un dogma filológico que nadie se atreve a cuestionar so pena
de verse anatematizado de forma furibunda, al tiempo que condenado al peor y
más irredento de los ostracismos.
Y sin embargo, bastaba con investigar el
proceso que ha seguido la diversificación de las consonantes, para llegar a
descubrir de forma meridiana qué palabras son más antiguas que otras y, por
ende, qué lenguas se han conservado más fieles al habla primigenia, habiendo
influido más en la formación o evolución de otras lenguas. Un título que, desde
luego, no ostentan ni la lengua latina ni la lengua griega. Lo que quiere decir
que el dogma de la maternidad de ambas sobre las lenguas europeas, es uno más
de los despropósitos que nos ha legado el saber tradicional y que, iniciado ya
el siglo XXI, tenemos el deber de desmitificar al fin, permitiendo que el método científico riguroso y estricto se
convierta en nuestro único aliado a la hora de abordar el estudio del Lenguaje.
En efecto y merced a la magnitud y alcance
del conocimiento que obtenemos a través del Esquema
de las consonantes, podemos dar al traste con absurdos tales como el de la
modernidad de las lenguas romances. Porque, lo que de él se desprende es
justamente lo contrario:
La
recuperación de la primera lengua hablada por los seres humanos, resulta
perfectamente posible merced al concurso de todas las lenguas hoy vigentes. Y
ello porque con independencia de su mayor o menor grado de evolución, todas se
derivan en igual medida de aquella remotísima habla originaria. No existen,
pues, lenguas antiguas y modernas. Tampoco existen familias de lenguas. Existe,
en rigor, una sola lengua universal interpretada de tantas maneras como idiomas
son hablados hoy en el mundo.
Idiomas que, en razón a su mayor o menor aislamiento geográfico, se han
conservado más o menos fieles a la estructura fundamental de la primera lengua
modelada por los seres humanos. Y es importante advertir, a este respecto, que
en contra de la creencia general, la brevedad de las palabras no refleja, en
absoluto, su mayor antigüedad. Antes bien, sucede todo lo contrario. Las
palabras más cortas acostumbran a ser las más degradadas y, por ende, las más
modernas. Porque la pérdida de fonemas en los vocablos, tiene su origen en la
corrupción del lenguaje o, lo que es lo mismo, en la destrucción del legado
cultural. De donde se desprende que las lenguas más cultas se distinguen por el
hecho de haber sufrido en menor medida los efectos devastadores de la pérdida
de sonidos en las palabras. Dicho con otras palabras, los pueblos más cultos han sido aquellos que mejor han sabido
preservar su lengua.
Por lo que a las lenguas maldenominadas indoeuropeas se refiere, el más
elemental sentido común nos enseña que su antigüedad no puede ser inferior a 40.000 años. El razonamiento es
elemental: si Indios, Siberianos, Rusos,
Germanos, Griegos, Anglosajones, Galos, Italianos o Hispanos hablamos lenguas
hermanas y sabemos que la colonización de Euroasia se inició hace como mínimo
40.000 años, entonces cae por su propio peso que las lenguas que hoy hablamos
son derivaciones de la que utilizaban quienes acometieron aquella formidable
empresa de colonización y de conquista. Dicho con otras palabras, la lengua matriz de la que se han derivado todas esas lenguas, tenía una
antigüedad muy superior a 40.000 años. Porque no vamos a ser tan
irracionales como para pensar que esa lengua nació en el momento en que se
produjo su dispersión.
Si la
lengua madre de las hablas euroasiáticas se hallaba ya plenamente
configurada hace entre 40 y 50 mil años, dado su grado de evolución y su complejidad
-que podemos reconocer con facilidad a través de sus hijas-, hemos de deducir que su existencia se remontaba a estadios
remotísimos. Porque se requiere no de decenas sino de centenares de miles de
años para que lleguen a modelarse lenguas tan ricas y complejas como lo son las
europeas.
Euroasia
no se pobló desde la India sino desde el Occidente de Europa. Aunque muchos no parezcan querer enterarse.
Vamos a ver: si todos estamos de
acuerdo en que el Euskera es la única
lengua paleolítica de Euroasia y se consigue demostrar que todas las lenguas de
Europa y de Asia están emparentadas con la lengua hablada todavía por el pueblo
basko, entonces ello quiere decir que la raíz de todas esas lenguas hay que
buscarla en
Ocioso
es decir que esa lengua no existe. Y no sólo eso sino que, encima, todas las
lenguas de Asia -salvedad hecha de la Indonesia-
han llegado hasta nosotros harto más corrompidas que las europeas. Por dos
razones: porque el poblamiento de aquellos países es posterior y porque el
aislamiento geográfico en que se han mantenido en relación con la matriz
europea, ha propiciado su mayor degradación.
10.
Propuesta de una nueva política cultural del Estado en relación con
En Abril
2004 y tras producirse la investidura de José Luis Rodríguez Zapatero como Presidente del Gobierno de España, me dirigí a él por escrito para
hacerle algunas reflexiones en relación con las diferentes lenguas del Estado
y, muy en particular, con
El camino que conduce a la normalización de
Euskadi pasa por una serie de gestos de buena voluntad y de reconocimiento
del Estado Español hacia la siempre ignorada y menospreciada cultura baska. Sólo enmendando todos los infinitos
entuertos que el cerril centralismo español ha inflingido a la sociedad baska a
lo largo de los últimos siglos, lograremos salir del círculo vicioso en el que
nos encontramos. Y no estoy pensando en agravios políticos sino, sobre todo, culturales.
¡Qué poco recatado ha sido (y sigue siendo) el desdén con el que los políticos
y los intelectuales de Madrid han contemplado a la lengua y a la cultura
baskas!
¿Cuál
debería ser el primer gran paso de una política constructiva emprendida por el Estado para propiciar su reconciliación con la sociedad baska? La respuesta a esta pregunta se halla en
Urge un cambio de actitud y de tendencia y
nadie mejor que el Gobierno de España para encabezar y liderar esa nueva
política de reconocimiento, de conciliación y de respeto.
Proyectos
que deberían acometerse:
I. Creación de
II. Institución del Premio Rey de España de
III. Creación
del Instituto Amaya
De
características similares al Instituto
Cervantes, se ocuparía de la promoción y difusión, tanto a nivel nacional
como internacional, de
IV.
Institución de cátedras de Euskera
En una
primera fase en todas las Universidades públicas y, en una etapa posterior, en
todos los Institutos de Bachillerato. Como vehículo primordial para comprender