La
formación de Cataluña. Cuenca del Vallés-Penedés.
Otros
hallazgos cercanos (Hispanopithecus):
03-11-2005
(varios medios) Pierolapithecus catalaunicus
18-11-2004
(varios medios, Sciencie) Pierolapithecus catalaunicus
Artículo original (Sciencie) en inglés y formato PDF
Distribución del sistema
de fosas tectónicas de dirección Norte-Sur en Europa occidental. La fosa del Vallés-Penedés (flecha en
imagen izquierda) constituye una prolongación de este sistema hacia el Sur. |
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Investig.Ciencia,
mayo 88 |
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Mundo científico mayo 90 |
La cuenca del Vallés-Penedés forma parte de un sistema de fosas tectónicas de
dirección suroeste-nordeste, que se extiende en paralelo a la cuenca
mediterránea occidental y cuyos márgenes más elevados –y, por tanto, emergidos-
son los Catalánides, por un lado, y las islas
Baleares, por otro.
Buena parte de los yacimientos de vertebrados del Vallés-Penedés se sitúan entre el
Mioceno medio (hace unos 16 millones de años) y el Mioceno superior (hace unos
12 millones de años).
Una particularidad de la zona es que, entre un casi
centenar de especies prehistóricas, el elemento dominante era un équido
tridáctilo del tamaño de un poney, conocido con el
nombre de Hipparion (antepasado del
caballo, con tres dedos, se trataba de una forma corredora adaptada a los
espacios abiertos y, con dentición propia para alimentarse de gramíneas, tipo de vegetación que
cubría las estepas del Mioceno
superior), que en el Vallés está asociado con
elementos característicos del Mioceno medio.
Esta anomalía, no atribuible a factores de índole
geográfica o regional, fue interpretada por Miquel Crusafont y colaboradores como una
fase particular dentro del Mioceno: constituía un episodio inédito en el resto
de Europa, que había pasado inadvertido a la hora de elaborar la historia
geológica del continente. Crusafont propuso el
término de “Vallesiense”
para designar al piso de mamíferos hallado en la zona, situando el estrato-tipo
del mismo en la localidad de Can Ponsic, cerca de la
ciudad de Tarrasa, que posteriormente refirió a Can Llobateres,
cerca de Sabadell, por la riqueza de hallazgos en esta otra localidad.
Maqueta morfoestructura del relieve del Penedés. (Fotos de José Mª Moraleja del MGSB. Museu Geológic comarcal de Vilafranca
del Penedés) |
Dentro del conjunto de Can Llobateres,
la representación de primates
constituye un capítulo aparte. Los primates ofrecen una curiosa historia
evolutiva en el Terciario de Europa. Los primeros representantes de este orden
en la península Ibérica pertenecen a las familias Adapidae
y Tarsidae (géneros Necrolemur, Adapis y Pseudoloris), del grupo de los
Prosimios. Se encuentran en numerosos yacimientos del Eoceno prepirenaico (hace unos 45 millones de años).
El gran corte faunístico,
conocido por la “grande Coupure”, que supone el
tránsito del Oligoceno conllevará la desaparición? de los primates de Europa, hace unos 35 millones de años. Su evolución
continuará en Africa, donde se originarán los
primeros póngidos (Aegyptopithecus, del Oligoceno de
El Fayoum, en Egipto). La colisión de la placa
africana con Eurasia en el Mioceno inferior dará lugarr a la entrada de los primeros antropoides en Europa,
los cuales persistirán hasta el Mioceno superior. Los primeros representantes
de este grupo en Europa pertenecen al género Pliopithecus,
que algunos autores relacionan con los actuales gibones. En el Vallés-Penedés, estos póngidos presentan una curiosa distribución temporal. Así,
se encuentran en los niveles pre-vallesienses
de Castell de Barberá y Can
Feliu, cerca de Sabadell. Faltan, por el
contrario, en los niveles con dryopitécidos del Vallesiense y reaparecen en el Vallesiense
terminal de los alrededores de Tarrasa, cuando han desaparecido ya los anteriores. Parece existir,
pues, cierta exclusión ecológica entre los pliopitecinos
y los dryopitecinos.
1914 Smith Woodward,
en la cuenca pirenaica de
Villalta y Crusafont, barrancos
de Can Vila, cerca de Hostalets, en el Penedés. Serie dentaria inferior. Hispanopithecus laietanus
(tamaño parecido chimpancé grande) es considerado una especie de Dryopithecus por
algunos autores.
1.966 Crusafont y J. Hürzeler, mismo yacimiento, piezas dentarias más reducidas.
Rahonapithecus sabadellensis
(pudiera ser la hembra de Hispanopithecus).
1.969 Crusafont y J. Hürzeler, Can Llobateres, tercer
molar inferior, Dryopithecus piveteaui.
Posible correspondencia a Hispanopithecus.
Canino similar a formas africanas de gran talla como Proconsul major, citado
a veces como posible antecesor del gorila.
2002. (2004) Salvador Moyà-Solà y colaboradores, del Itto. de Paleontología Miguel Crusafont
de Sabadell. Barranc de Can Vila (Hostalets
de Pierola –Anioa-), 83
fragmentos de hueso, 13 millones de años, Pierolapithecus catalaunicus
(Pau).
5-12-2002 y 2003. (2005) Salvador Moyà-Solà. Barranc de Can Vila (Hostalets de Pierola), cráneo
entero, 14 millones de años, Pierolapithecus catalaunicus.
2005. Kenneth Martínez, y colaboradores, arqueólogo de
La supuesta desaparición de la fauna vallesiense
muestra un carácter latitudinal (algunas de las especies extintas de la
península Ibérica persisten en zonas más septentrionales de Europa). No es descartable la aparición de fósiles que cubran el
intervalo. A propósito del Pierolapitecus Pau: es curioso
que se encuentren los vestigios más antiguos en el supuesto “fin de trayecto”
ibérico, antes que en el hipotético “punto de partida” africano.
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Vallparadís se confirma como uno de los yacimientos más ricos de Europa.
Las piedras talladas aparecidas datan de al menos 750.000 años.
ANTONIO MADRIDEJOS (21/12/2005)
Un equipo de arqueólogos y paleontólogos han descubierto en
Terrassa (Barcelona) herramientas de piedra y fósiles de animales
descuartizados con una antigüedad de entre 700.000 y 900.000 años.
Según destacaron ayer los responsables de la excavación, no sólo
han aparecido centenares de huesos de animales bien conservados, sino también
infinidad de herramientas --piedras talladas con el llamado Modo 1-- que
confirman que los humanos pasaron por Vallparadís
hace al menos 750.000 años.
Se trata, dice Kenneth Martínez,
arqueólogo de
TALLA LITICA. Las especies recuperadas y el tipo de talla lítica
sugieren una gran antigüedad, aunque de forma poco precisa. "Quizá fueron
800.000 o 900.000 años --como los restos más viejos hallados hasta ahora en la
sierra burgalesa--, pero no lo sabremos hasta que se haga la datación por paleomagnetismo", explica el paleontólogo David Alba.
Y eso llevará un tiempo. Por ahora, los restos son simplemente del Pleistoceno
inferior terminal, sin precisar más.
CORTAR
Sea de hace 750.000 o 900.000 años, lo indiscutible es que la
fauna de Vallparadís disfrutó de un clima templado,
incluso cálido, dice Salvador Moyá, investigador de
Sabadell.
FAUNA RICA EN
Más que un lugar de asentamiento o un campamento, insiste
Martínez, "los humanos debieron de emplear Vallparadís
como lugar para cazar y comer". En cualquier caso, el hombre compitió con
las ubicuas hienas, que han dejado para la posteridad evidentes dentelladas en
huesos de rinoceronte e hipopótamo.
SIN RASTRO DE HUMANOS. Por las catas
realizadas se sabe que hay tierra y sedimentos en al menos seis metros más. Sin
embargo, todavía no se han localizado restos humanos, pero los investigadores
no lo descartan. Lo que sucede es que, a diferencia de Atapuerca
--un sistema de cuevas donde los cadáveres eran arrojados y acababan
apelotonados--, la localización en Vallparadís --un
ambiente abierto más expuesto a la erosión-- dependerá en buena medida de la
suerte. "Es evidente que los humanos no eran muy frecuentes en aquella
época", concluye Carbonell.
Un grupo de científicos del Instituto de Paleontología
Miquel M. Crusafont de
Moyà-Solà,
junto a su colaboradora Meike Kölher,
ha presentado en Barcelona los resultados de los estudios, que se publicarán
mañana en la prestigiosa revista Sciencie.
El esqueleto parcial hallado en Hostalets,
que recibe el nombre de Pau, data de hace trece
millones de años, periodo del que se desconocía casi todo hasta ahora por la
falta de restos significativos, por lo que este hallazgo permite avanzar en el
estudio de la evolución de los primates.
Pau tenía rígida la parte inferior de
la espina dorsal y otras adaptaciones, lo que le permitía trepar a los árboles,
aunque no se suspendía de las ramas, y demuestra una evolución hacia la
posición erguida, lo que no significa que caminara a dos patas.
Según ha explicado este científico, lo más novedoso estriba
en que, los hallazgos hasta ahora de fósiles han sido "incompletos,
parciales y fragmentarios", ya que trabajaban, principalmente, con la
mandíbula y los dientes. Sin embargo, el hallazgo en Hostelets
de Pierola incluye "la estructura esquelética
básica" con "regiones clave", como las vértebras, las costillas,
la clavícula y la muñeca, ha explicado Moyà-Solà.
Hasta ahora, las pruebas fósiles de este período, el
Mioceno Medio, eran escasas y los investigadores han buscado durante mucho
tiempo a los antepasados de los grandes simios que emergieron después de esta
separación.
"La importancia de este nuevo fósil es que, por
primera vez, todos los rasgos clave que definen a los grandes simios modernos
están bien conservados", ha asegurado Moyá-Solá.
El ejemplar descubierto en Hostalets
de Pierola era un macho, pesaba unos 35 kilos, medía
entre uno y
Según ha explicado el científico, la zona excavada es muy
rica y prevé "nuevas sopresas" próximamente.
El grupo está trabajando para extender su zona. Además de profundizar con el
hábitat y la fauna encontrada, Moyà-Solà no ha descartado encontrar más primates.
Junto a Moyà-Solà
y Köhler, también han trabajo David M. Alba, Isaac
Casanovas-Vilar y Jordi
Galindo, gracias a la colaboración de